Años atrás el estudiante de secundaria Tony Kanapes fue mordido por un disco de E.T. radioactivo, adquiriendo un oído especial para la música de cine y descubriendo que un gran poder conlleva gastarse demasiado dinero como coleccionista.
Un Mes con Robert Folk. Semana 2.
El resto de los años ochenta, Folk se dedicó a comedias intrascendentes que reportaban más dinero que reconocimiento, y aparte de componer “Cant buy me love”, una de las comedias adolescentes más injustamente olvidadas, a la que ya se le dedicó una entrada, hizo un gran trabajó para la mítica serie televisiva Faerie Tale Theatre.
Los noventa empezaron con una gran película que, para mí, fue la bisagra entre los ochenta y los noventa: Toy Soldiers. La versión teen de Die Hard de 1988, protagonizada por un grupo de jóvenes atrapados en un centro correccional de alto standing tomado por un grupo terrorista contaba con rostros populares que funcionaban a la perfección y añadía un elemento desconocido hasta ese momento en este tipo de cintas adolescentes: uno de sus protagonistas moría de forma cruel. Ignoro porque, en este revival agotador de los ochenta, Toy Soldiers aún no ha sido reivindicada.
La composición de Robert Folk es brillante, su tema central es dinámico y terriblemente pegadizo, sobre todo gracias a esos instrumentos de viento que dirigen la estructura musical.
Un gran trabajo de Folk que marcaría el inicio de su declive en la industria.
(Continuará)
Tony Kanapés
Viva el cine 