Años atrás el estudiante de secundaria Tony Kanapes fue mordido por un disco de E.T. radioactivo, adquiriendo un oído especial para la música de cine y descubriendo que un gran poder conlleva gastarse demasiado dinero como coleccionista.
Seis de Enero. Ocho de la mañana. En vez de estar abriendo mis regalos de reyes como el eterno crío que soy, estaba en la cremación de mi tía. Todo era muy rápido y aséptico: el cura, la familia, los operarios y de fondo esa horrible música de ocarina que hace años se puso de moda. Un tema pop, no recuerdo cual, interpretado por un sintetizador cutre que le hacia la cuna a la ocarina de las narices. Estaba triste, era la muerte más cercana que había experimentado hasta la fecha, pero tampoco podía dejar de pensar: “esta música es una mierda. Vaya forma de despedir a un ser querido”. Más tarde supe que le dieron la opción a mi padre de elegir la música, pero estaba superado por las circunstancias.
La muerte es un hecho lejano o cercano, depende del momento; en caso de que no haya nada después del fallecimiento, hay que vivir sujetos a este suelo y a este tiempo. Pero desde aquel seis de Enero tengo claro que cuando muera (toquemos madera para ser inmortal) este Stormness del tristemente fallecido Michael Kamen sería mi música elegida para la cremación. No quiero que el momento sea un rio de lágrimas, pero tiene todos los elementos que creo debe tener una ceremonia de este tipo: tristeza, esperanza, belleza… Qué demonios, es un tema perfecto y acompaña cualquier momento de la vida.
Pd: no, este tema no es del disco de Winter Guest, sino de una re orquestación que Michael Kamen hizo en el año 1997 para un recopilatorio de sus trabajos.
Tony Kanapés
Viva el cine 
Reblogueó esto en EL BLOG DE TONY KANAPES.
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